viernes, 30 de mayo de 2008

Las retenciones al campo


Son un impuesto que aplican algunos países de manera transitoria para atenuar el traslado a los precios del mercado interno de una fuerte suba en la plaza internacional, como ocurrió con el petróleo y los alimentos.

En ausencia de ese recurso fiscal, y manteniendo el tipo de cambio del peso con cualquier divisa, todo aumento de la cotización de los bienes que la Argentina exporta, se trasladaría directamente a los valores de lista para el consumidor local, en la proporción del aumento en dólares del producto por el tipo de cambio del día.

Así, si los argentinos fueran grandes consumidores de soja, sea bajo la forma de harina o de aceite, un alza de 100 dólares en la tonelada del producto, se traduciría en un aumento de la tonelada en el mercado interno de $317, al tipo de cambio de 3,17 por dólar.

Para evitar ese efecto sobre la canasta de consumo de las familias, el Estado, a través del Ministerio de Economía, apela a las retenciones, para que sólo se traslade parte de ese salto.

Eso ocurre, porque difícilmente un productor, sea agropecuario o petrolero, por citar sólo unos casos, esté dispuesto a vender en el mercado interno a $190 lo que el mercado internacional, por efecto de la combinación del tipo de cambio alto y el alza sorpresiva de las cotizaciones está dispuesto a pagar el equivalente a 317 pesos.

Cómo se reparte la riqueza

Del lado oficial, se justifica la medida con ese efecto "antiinflacionario", porque evita la suba de los precios internos por un factor externo no vinculado directamente con el alza de los costos de producción, y en consecuencia ejerce un efecto redistributivo sobre el resto de la población, porque termina pagando menos lo que en el mundo cuesta más.

Asimismo, se argumenta que con parte de esos recursos extraordinarios el Estado puede subsidiar el gasoil, es decir transferir parte de esa recaudación por retenciones sobre las exportaciones a las petroleras, para que puedan vender ese combustible tan preciado para la producción agropecuaria en general y el transporte de mercaderías y de pasajeros en particular a un valor menor al que rige en la plaza internacional.

Pero no sólo eso, también se destaca que con parte de esos recursos el Estado nacional logra niveles de ahorros que posibilita que no tenga que acudir al mercado financiero local para financiar parte de sus gastos, en particular los vinculados con los intereses de la deuda pública, y de ese modo permite que las familias y empresas tengan un acceso más fluido y a menor costo al mercado de crédito local, que en el pasado.

También, menciona que otra parte de los fondos generados por el comercio exterior son derramados por todo el país bajo la forma de obra pública, sea caminos, centrales energéticas y asistencia a productores afectados por condiciones climáticas adversas.

Bajo esas consideraciones, no son pocos los economistas que consideran que las retenciones sobre las exportaciones son un instrumento de política económica aceptado para uso transitorio, pero no como herramienta de largo plazo, más aún cuando se trata de un recurso que no es coparticipado con las provincias, como ocurre con el IVA o Ganancias.

Caminos alternativos que siguen otros países

Por eso en la mayoría de los países, se opta por atenuar el efecto de la suba de los precios internacionales de los productos que consume y que exporta o importa, a través de la apreciación de la moneda, como es el caso de Brasil, China, Chile, e incluso Europa.

Es decir baja la cotización de cambio de su moneda con respecto al resto de las divisas, de manera que lo que debe pagar por mayor precio internacional lo atenúa con la baja del tipo de cambio. En el caso argentino, el equivalente a una retención del 40% sobre el valor de la soja sería una baja del tipo de cambio de los $3,17 actuales a $1,90. Pero, eso no se hace, por el compromiso de mantener una paridad alta para favorecer la competitividad del sector industrial, lo cual también favorece al agro.

viernes, 16 de mayo de 2008

El cuadrante de Flujo de Dinero


El Cuadrante de Flujo de Dinero


Para aquellos que no leyeron el libro "El Cuadrante Del Flujo Del Dinero" de Robert T. Kiyosaky les muestro una breve descripción del mismo.


¿Qué es el cuadrante de flujo de efectivo?
El cuadrante de flujo de efectivo es un cuadro ideado por el padre rico de un gurú en los negocios llamado Robert Kiyosaki, y este cuadro indica de una manera simple la manera en la que las personas pueden generar ingresos.

A continuación procedo a explicar este cuadro:
Nosotros las personas podemos encontrarnos en cualquiera de estos cuatro cuadrantes, en el E, A, D o I. Dependiendo de la manera de cómo hacemos dinero. Las letras E y A, pertenecientes al lado izquierdo del cuadrante es aquel en donde generalmente las personas de clase media y baja se encuentran, mientras que las letras D e I, pertenecientes al lado derecho del cuadrante es la manera en la que la gente rica suele hacer dinero. Ahora verán porque, a continuación les explico qué significa cada cuadrante para que se puedan identificar con alguno de ellos.

E
El “E” significa empleado, en esta parte del cuadrante se encuentran aquellas personas que trabajan actualmente para alguien más, con un sueldo fijo y con jefes a quien reportar. Es la manera más común de cómo las personas generan ingresos para solventar sus gastos. Los empleados más exitosos son los gerentes de altos cargos quienes ganan miles de dólares mensuales, o aquellos profesionales que se encuentran en cargos bien remunerados. El problema con este cuadrante es que nadie esta libre de ser despedido en algún momento, y que la competencia laboral siempre está a la orden del día. Asimismo, es difícil enriquecerse con el sueldo fijo que uno gana, así este sea elevado. Las personas dentro de este cuadrante suelen pensar en la seguridad del sueldo fijo y no les gusta arriesgarse a algo más. Estudiar duro para ser profesionales y tener un buen empleo con un sueldo fijo muy alto es lo que les enseñaron desde muy pequeños a estas personas.

A
El “A” significa Auto empleado, en esta parte del cuadrante se encuentran las personas que trabajan individualmente para conseguir su propio ingreso. En este cuadrante se encuentran los doctores independientes, odontólogos, abogados, psicólogos, y hasta cierto punto empresarios, estas personas están acostumbradas a ser los mejores en su grupo y consideran que si deseas que las cosas salgan bien tiene que hacerlas uno mismo. Si son dueños de una empresa, ellos tienen que ser los mejores en su equipo y la empresa no puede avanzar si esta persona se va de la empresa. Los autoempleados más exitosos son aquellos doctores, abogados, o empresarios, que han tenido mucha fama en el mercado y trabajan día a día cada vez con más fuerza para tener cada vez más ingresos. Lo malo de este cuadrante es que te esfuerzas mucho y no tienes tiempo para dedicarle a tu familia y para darte los gustos que te mereces con el dinero que ganas.

D
El “D” significa Dueño de Negocios, en esta parte del cuadrante se encuentran las personas que son dueñas de negocios propios. La diferencia entre estas personas y los autoempleados es que estas personas nunca están solas. Siempre hacen negocios con su equipo, en donde cada uno posee habilidades únicas en diferentes campos. En este cuadrante una persona puede ausentarse en su empresa por más de 3 meses y cuando regresa la empresa esta aún mejor de lo que estaba cuando esta persona la dejó.

I
El “I” significa Inversionista, en esta parte del cuadrante se encuentran las personas que hacen que el dinero trabaje para ellos y no al revés (ellos trabajar por el dinero). Estas personas son las que adquieren la riqueza con mayor facilidad pero que requiere de mayor conocimiento. Estas personas trabajan principalmente con activos y luego con personas. Por ejemplo, las personas que compran terrenos para alquilarlos y obtener un ingreso pasivo a perpetuidad. Pensar como piensa alguien del cuadrante I es bastante complicado y muchas veces es necesario haber pasado por el cuadrante D para que cuentes con el efectivo que te permitirá hacer tus inversiones en activos. El problema de pertenecer a este cuadrante es que necesitas mucho efectivo para poder realizar tus inversiones.

Aproximación al Teorema del Segundo Mejor

LA TESIS DE LIPSEY

Lipsey, frente al criterio de “verificabilidad completa” y también frente al falsacionismo popperiano, se inclina hacia una visión estadística de la contrastación. En principio, sigue una interpretación que podríamos llamar popperiana de economía positiva. Esta estudia problemas relativos a cuestiones de hechos y no de valor. Las solucione a los problemas económicos comenzarían por unas conjeturas a priori que se someten a contrastación empírica y por tanto son susceptibles de ser falsadas. Lipsey, en un primer momento, primera edición de su libros “Introducción a la Economía Positiva”, adopta lo que podría llamarse “falsacionismo ingenuo”, es decir, la creencia de que las teorías científicas pueden quedar refutadas por una solo y decisiva contrastación. Posteriormente, segunda y sucesivas ediciones, niega el carácter absoluto y decisivo de la confirmación y la refutación, alineándose con una posición lakatosiana, aunque con matices, en torno a un falsacionismo sofisticado: “Como únicamente podemos hacer un número limitado de observaciones, nunca podremos probar taxativamente que la teoría sea verdadera. Aun cuando hiciéramos mil observaciones que mantuviesen correcta la predicción, siempre es posible que en el futuro empezáramos a efectuar observaciones que estuvieran en conflicto con la teoría. Como esta posibilidad no puede ser nunca completa, nunca podremos considerar una teoría como definitivamente probada” . “Tampoco es posible refutar una teoría definitivamente... Una solo observación en conflicto con la teoría nonos debe preocupar mucho”. “Cada vez resulta más evidente que las teorías en economía nunca pueden confirmarse ni refutarse definitivamente”.

La tesis de Lipsey por tanto, se basa en la imposibilidad de probar o rechazar una teoría con un grado total de certeza, de forma que rechazar una teoría por una sola refutación resultaría excesivamente paralizante, peor aceptarla de forma definitiva resultaría demasiado temerario. Se aceptará o rechazará una teoría en términos de probabilidad con un determinado grado de confianza sobre la base de hipótesis alternativas. Lipsey sostiene que la utilización de técnicas estadística no pueden ayudar a medir la naturaleza de las relaciones económicas, así como la probabilidad de que un único resultado haya sido casual: “utilizando el análisis estadístico podemos controlar la posibilidad de cometer errores aun cuando no los podamos eliminar”.

Para Lipsey una teoría deberá abandonarse cuando no sea capaz de predecir mejor que su alternativa las consecuencias de las acciones que estemos estudiando. Cuando esto ocurra se abandona la que peor prediga y se elige la alternativa que proporcione las mejores predicciones. Lipsey es optimista en este sentido, pues para él el proceso de rechazo de teorías existentes supone el aprendizaje de hechos nuevos.

Una vez analizado el hecho de que no se puede probar ni refutar una teoría de forma definitiva, Lipsey propone tomar decisiones y actuar como si efectivamente fueran refutadas o como si fueran probadas, teniendo en cuenta que estas decisiones siempre pueden cambiarse si surgieran nuevas evidencias.

El modelo Heckcher-Ohlin


Cambio de patrones en la migración y en la distribución territorial de la población en la reestructuración económica

I.1 Hecksher-Ohlin: una nueva geografía mundial de la oportunidad económica y su impacto en la migración y distribución territorial de la población

La lógica del esquema que en el nuevo orden económico internacional se implanta, supone que el distinto nivel de ingreso entre las regiones del mundo, incluso entre las naciones, así como la distinta densidad en que existen los factores productivos, en relación a la intensidad en que éstos se utilizan dentro de los procesos de producción de las mercancías, son la base para identificar una nueva geografía de oportunidad económica al presentar (las regiones) ventajas competitivas diferenciadas para cada proceso de la producción. Implica por ello que las industrias deben relocalizar sus plantas productivas en las áreas de la geografía mundial donde adquieran ventajas competitivas.

Las ventajas competitivas regionales no solo tienen que ver con baratura de un proceso de producción, sino también son de tipo institucional, administrativo, fiscal, de naturaleza y condición de los mercados, oportunidad económica, y aspectos en materia de legislación laboral y costo unitario de la mano de obra en razón a su productividad marginal, entre otros aspectos como pueden ser físico – geográficos, climáticos, de nexo y contexto económico, diplomáticos y otros más.

También destacan los acuerdos comerciales y de complementación económica entre las naciones, paz social, estabilidad política, vínculo entre los mercados finales y los mercados de bienes intermedios, demografía, cultura y situaciones favorables en materia de marketing.

El planteamiento teórico parte de postulaciones muy acotadas como lo son los trabajos de Heckscher – Ohlin, P. Samuelson y M. Porter. Destaca principalmente, como la expresión moderna de la ventaja absoluta y la ventaja comparativa clásicas el teorema Heckscher – Ohlin. Por lo que es bueno conocer bien los postulados de los que parten.

La teoría Heckscher – Ohlin sostiene las siguientes dos proposiciones, según indica Chacholiades (1989):

“1. La causa del comercio internacional se encuentra principalmente en las diferencias entre las dotaciones de factores de los diferentes países. En particular, un país tiene una ventaja comparativa en la producción de aquel bien que usa más intensamente el factor más abundante del país. Esta proposición se conoce como el teorema Heckscher – Ohlin,

2. El efecto del comercio internacional consiste en tender a igualar los precios de los factores entre países, y así servir en alguna medida como un sustituto de la movilidad de factores. Esta proposición se conoce como el teorema de la igualación del precio de los factores...”

Este enfoque es neoliberal, se le conoce como teoría de las proporciones factoriales. Para que este teorema opere debe existir libre movilidad de los factores productivos, los costes de transporte son mínimos por lo que se trata de mercancías producidas bajo economías a escala (grandes empresas transnacionales con una gigantesca escala productiva). Se requiere un generalizado librecambismo. A esto ahí que considerar que las empresas operan con diferencias en la composición técnica del capital, con tecnologías distintas, muchas empresas no están en posibilidades de desarrollar economías a escala por tratarse de pequeñas plantas productivas, y presentan rendimientos marginales decrecientes, por lo que también sus costos son marginalmente decrecientes. Existen diferentes niveles de renta, aparte no se concibe la organización social del trabajo ni la organización del trabajo dentro de la empresa, así como se discrimina en clima institucional propicio o contrario para que opere este teorema, lo que es limitativo de este enfoque.

Esto implica que las diferentes tasas de remuneración salarial existentes entre las naciones, tienden a disminuir y a anularse conforme exista la integración comercial de los países. Con este se cancela el principal móvil de la migración internacional, lo que indica que a la par que el comercio internacional se desgrava y se terminan las trabas comerciales, la migración cambia su carácter, quedando como prominente la migración temporal sobre la definitiva, la cual tiende cada vez a ser menor. Incluso, los demógrafos consideran que no obstante la cooperación entre las naciones parece ocasionar una mayor movilidad del factor trabajo, este proceso es temporal y se revierte en el mediano plazo conforme el capital se localice en las áreas expulsoras de la población, incluso causando la regresión de las migraciones que originalmente causa el comercio internacional.

Los monopolios y otras formas de colusión económica crean desviaciones en el comercio, por lo que no es tan mecánico el resultado que se espera en base a este teorema, y menos aún en variables relacionadas de forma colateral como es la población, su residencia y movilidad.

Los costos de transporte, fletes, seguros, aranceles, costos de embalaje y almacenaje, así como de administración pueden ser tan representativos que la condición geográfica en que opera el teorema puede ser causa de resultados más arbitrarios que predecibles. Sin considerar otros factores que le influyen. Aparte, el carácter periférico de las economías latinoamericanas, especialmente la mexicana agregan algunas otras limitaciones de corte político y social que no deben discriminarse.

Los modelos del comercio internacional no son leyes absolutas, cambian con el tiempo según cambia el régimen de regulación y acumulación. Por otra parte, la situación que viven las naciones en la realidad es muy diversa por región y cambiante en el mediano plazo. Este teorema es muy limitado si se desea usar como una fórmula general para explicar las bondades del comercio internacional y la razón de los flujos de los factores productivos variables como son el capital y el trabajo, más aún en el largo plazo.

De hecho, el esquema es en suma limitado para ser un componente explicativo de la movilidad poblacional y su distribución geográfica. No obstante, el principio es válido de inicio como hipótesis explicativa, siempre y cuando se hagan las acotaciones necesarias que le ajusten a las realidades regionales, nacionales y locales en que se aplica, así como los factores de expulsión – recepción de la población como factor productivo.

Es importante destacar como interactúan las variables que componen y explican el fenómeno migratorio internacional en su lógica inherente de conectividad y desarrollo por lo que se puede destacar los principales patrones o procesos que comportan y determinan.



jueves, 15 de mayo de 2008

El equilibrio de Nash


EL EQUILIBRIO DE NASH

A cada conjunto de estrategias denominado con frecuencia combinación de estrategias, que es una por jugador, se le asocia una salida del juego, caracterizada por las ganancias expresadas en forma de números que le toca a cada uno. Entre estas salidas puede haber unas más “interesantes” que otras, por ejemplo las que “reportan más”. Sin embargo, cono regla general, la mayoría de las salidas, si no la totalidad, no son comparables entre ellas en el sentido que el paso de una a otra se traduce en un aumento de ganancias para unos y una baja para otros. No se puede pues aplicar el criterio de Pareto y, con mayor razón, no se puede decir que una de ellas es “superior” a todas las otras, según este criterio, salvo un caso muy particular.

Frente a la ausencia de una clasificación de las salidas que logre la unanimidad de los participantes, los teóricos de juegos adoptan un punto de vista mas limitado, que se puede calificar de “local” en el sentido de estudiar separadamente cada una de las salidas y las combinaciones de estrategias de las cuales ellas son el resultado; se le acuerda un estatuto privilegiado a las que son de “equilibrio”, esto es a las que los individuos, tomados uno a uno no tienen interés en desechar -es típico de una situación en la cual “nada se mueve”-. Porque el matemático John Nash estableció un importante resultado en 1950 sobre la existencia de situaciones de este tipo, se habla entonces de la existencia de equilibrios de Nash.

Así, por definición, se dice de una combinación de estrategias (una por jugador) que está en equilibrio de Nash si ningún jugador puede aumentar sus ganancias por un cambio unilateral de estrategia. Con frecuencia se identifica, por abuso del lenguaje y sin que ello tenga consecuencias, un equilibrio de Nash con la salida que le corresponde.

En la definición del equilibrio de Nash el adjetivo “unilateral” ocupa un lugar esencial, en tanto ello traduce el carácter no cooperativo de las elecciones individuales (el “cada cual para sí mismo”). Así es bastante posible que en un equilibrio de Nash la situación se puede mejorar para todos por medio de un cambio simultáneo de estrategia por parte de varios jugadores. Volveremos sobre este importante punto cuando nos referimos a la eficiencia del equilibrio de Nash.

a) Importancia y límites del equilibrio de Nash.

El equilibrio de Nash ocupa un lugar central en la teoría de juegos; constituye de alguna manera una condición mínima de racionalidad individual ya que, si una combinación de estrategias no es un equilibrio de Nash, existe al menos un jugador que puede aumentar sus ganancias cambiando de estrategia, y en consecuencia, ésta se puede considerar difícilmente como una “solución” del modelo en la medida en que el jugador interesado en cambiar descarta su elección, después de conocer la de los otros.

Ahora, el recíproco de esta proposición no es generalmente verdad: si un juego admite un equilibrio de Nash no existe una razón a priori para que éste aparezca como la “solución” evidente, que se impone a los ojos de todos los jugadores. Ello al menos por una razón: con frecuencia los juegos admiten varios equilibrios de Nash, como se constata en el ejemplo de dos que han diseñado normas diferentes de emisión para la televisión. En efecto, la pareja de estrategias:

(A adopta la norma A, B adopta la norma A)

es un equilibrio de Nash del modelo en tanto A evidentemente no tiene interés de cambiar de estrategia habida cuenta la elección de B; este tampoco ya que la coexistencia de dos normas diferentes es el caso más desfavorable para las dos empresas.

Ahora, la pareja de estrategias:

(A adopta la norma B, B adopta la norma B)

es de igual manera un equilibrio de Nash, como se puede verificar de manera inmediata. Ninguno de estos dos equilibrios aparece como una solución evidente porque A prefiere la primera ya que impone su norma y B la segunda, por iguala motivo. Se deduce la posibilidad de que cada uno escoja producir según su propia norma, pensando que el otro lo seguirá, con el resultado de una salida que no es de equilibrio, pues es mala para todos. Se encuentra la cuestión central para el microeconomista, la coordinación, propuesta en el marco de juegos, pero igualmente no resuelta por éste mismo marco.

b) Equilibrios de Nash ante condiciones más restrictivas.

El problema de la multiplicidad de equilibrios de Nash, en un juego dado, es indudablemente la principal fuente de preocupación para los teóricos de los juegos, que han buscado su solución considerando, por ejemplo, que ciertas elecciones no son completamente “razonables” o “creíbles”. De tal manera, si retomamos nuestro ejemplo, pero con un orden preestablecido en los golpes (digamos, A “juega” primero y B después), entonces nos encontramos en presencia de los dos mismos equilibrios, pero ahora uno de ellos es poco “creíble”, el que A y B adopten la norma de B. En efecto, no se ve por que A tomaría tal decisión ya que tomó la delantera; es cierto que B puede esgrimir una amenaza: “pase lo que pase, produciré con mi propia norma” y que, si tal es el caso A tendría interés en producir según la norma B por ello hay un equilibrio. Pero, será que A tomará en serio la amenaza de B?

Se puede dudar porque, si A decide producir según su propia norma sería suicida por parte de B poner en ejecución su amenaza, lo que provocaría la ruina de A, pero también la suya. Sabiendo eso, A actuará de distinta manera. En consecuencia, existen un de los equilibrios de Nash que se impone como solución:

(A produce según la norma A, B según la norma A).

Se dice de tal solución, en donde el orden de los golpes estipulado con antelación juega un papel importante, que es un equilibrio perfecto; esta solución comporta elementos de los equilibrios de Nash, haciendo intervenir elementos suplementarios.

Notemos, además, que la hipótesis de información completa juega un papel esencial; A debe estar “seguro” que B actuará como se previó ya que, si existe el más mínimo riesgo de que no fuera así y que B cumple con su amenaza, entonces la decisión no es tan evidente. Por ello el interés de B de forjarse una reputación del tipo que “no cede jamás”; no obstante, hay que entrever por ello opciones sucesivas y, en consecuencia, juegos repetidos, como lo veremos mas adelante.

En el caso donde se presenten varios equilibrios con decisiones simultáneas, donde ninguna de ellas sea superior a la otra según el criterio de Pareto, ciertos teóricos de los juegos han propuesto la siguiente solución: los participantes se ponen de acuerdo para la selección a la suerte de uno de los equilibrios, lo cual se evita la indeterminación y se elude también la realización de salidas “peores”, como aquella de cada uno producir según su propia norma.

Esta solución, que es todavía un equilibrio de Nash, se denomina un equilibrio correlacionado. Notemos que esta solución supone una cierta forma de colaboración, que es el acuerdo previo sobre el principio de tirar a la suerte los equilibrios y sobre el procedimiento de azar empleado hay que darle la misma probabilidad a todos los equilibrios o hay que atribuirles probabilidades diferentes?.

A pesar de existir un cierto acuerdo sobre el procedimiento a emplear, de todas maneras se está en presencia de una solución no cooperativa, en el sentido en que nadie tiene interés en apartarse unilateralmente, porque la salida retenida es un equilibrio de Nash.

c) Equilibrio de Nash y optimalidad.

Otro de los límites esenciales del equilibrio de Nash en tanto “solución” de un juego, reside en el hecho que tal equilibrio es con frecuencia subóptimo, en el sentido de Pareto. Ya hemos constatado con el equilibrio de Cournot -denominado de Cournot-Nash por los microeconomistas-, donde la filosofía del “cada uno para sí mismo” conduce a una salida en la cual los beneficios son menores que si hubiera acuerdo entre los duopolistas. Sin embargo, tal acuerdo no es de equilibrio en la medida en que cada cual tiene interés de no respetarlo si el otro lo respeta. Este tipo de situación es muy corriente: pensemos en el agricultor que enfrenta cuotas de producción que le son impuestas a él y a todos los agricultores con el fin de evitar el desplome de precios y que, además, busca sobrepasarlas para beneficiarse de los precios favorables originados en la existencia misma de estas cuotas; pensemos también en los bienes colectivos infraestructuras, ambiente y condiciones de vida que todo el mundo desea aprovechar, pero escapando a su financiación, en el caso de existir una cotización voluntaria. Es el mismo caso de las barreras proteccionistas con las cuales cada país desea rodearse, pero buscando exportar el máximo. Existen tantos ejemplos de este tipo, que se podría decir que ocultarían la mayoría de las relaciones sociales si estas se redujeran a la filosofía de “cada uno para sí mismo”.

Se ha tomado la costumbre por parte de los teóricos de juegos, lo mismo que por parte de sociólogos, economistas etc. de ilustrar este tipo de situación empleando una “pequeña historia” propuesta por A.W. Tucker y que llamó el dilema del prisionero que se puede resumir de la siguiente manera.

Dos individuos sospechosos de haber cometido un robo son detenidos por al policía que los lleva ante el juez, el cual los interroga separadamente. Cada uno puede callar o denunciar a su cómplice; los dos se encuentran ante las siguientes posibilidades:

· Callar y salir libre si el otro hace lo mismo;

· Callar y ser condenado si el otro escoge denunciarlo;

· Denunciar al otro y salir libre, ganándose una recompensa si el otro se calla;

· Denunciar al otro y quedarse en prisión por un tiempo si el otro decide de la misma manera la delación.

Se constata fácilmente que el único equilibrio de Nash consiste en una denuncia mutua, lo que evidentemente es subóptimo ya que los dos sufren una condena, en tanto que si se hubieran callado habrían sido liberados. No obstante este equilibrio es “robusto” en el sentido en que la estrategia de acusar al otro es dominante cualquiera que sea la elección del otro, la denuncia le procura una ganancia superior.

Notemos que acá hay un dilema porque cada cual toma su decisión sólo considerando sus propios intereses y sabiendo que el otro actúa de la misma manera. Incluso, aceptando que los dos individuos se puedan comunicar previamente, no cambia nada la cosa, ya que al momento de escoger la estrategia dominante, “denunciar al otro” se impone. El problema no está pues en la posibilidad de comunicarse o no antes de tomar una decisión, sino más bien en la existencia de acuerdos obligatorios cuyo incumplimiento implica sanciones y de instituciones que velen por su aplicación, las cuales son difíciles de introducir en el ejemplo que nos ocupa.

El dilema del prisionero, o más exactamente las situaciones que representa, crean un problema fundamental al microeconomista, porque queda claro el hecho de las decisiones racionales por parte de individuos puede conducir a una “solución” -equilibrio- poco satisfactorio, es decir, subóptima por tanto “colectivamente irracional”. De ahí las numerosas tentativas de los teóricos de los juegos para salir de este “dilema”, pero siempre preservando el principio según el cual cada cual sólo busca su propio beneficio, es decir, maximizar sus ganancias. Entre estas tentativas, el recurso a los juegos repetidos, ocupa un lugar importante.