miércoles, 1 de octubre de 2008

Algunas consideraciones sobre el modelo IS-LM



La gran síntesis neoclásica se refiere a las ideas y modelos de la tradicional escuela de pensamiento complementada con ideas y conceptos keynesianos. A pesar de estar inspirada en el brillante economista inglés, los supuestos, desarrollo y resultados son extremadamente dispares.
La síntesis neoclásica tiene sus raíces en la revolución marginalista de finales del siglo XIX y fue la corriente económica principal hasta las años setenta. Todos los métodos y validaciones de las ciencias naturales fueron aplicadas a la economía. Los principios económicos deben explicar el comportamiento de cualquier sociedad, los principios de la escuela neoclásica explican, justifican y validan únicamente el sistema capitalista.
Según Eichner la síntesis neoclásica esta sustentada en seis supuestos básicos: las curvas de indiferencia, las curvas isocuantas, la pendiente positiva de la curva de oferta, el desarrollo teórico y las aplicaciones de la marginalidad, la IS-LM y la curva de Phillips.
El objetivo de este tipo de análisis es justificar el equilibrio de mercado. Se supone que existe un vector de precios que vacía todos los mercados y hace compatibles los planes de compra y venta de todos los agentes económicos. En este sentido, se inicia por dotar a cada agente de racionalidad de modo que busque todo lo que pueda mientras sus restricciones presupuestales lo permitan. La sociedad es vista como un compendio de seres individuales y nunca como un organismo. Si cada agente económico representativo tiene una "conducta optimizadora" entonces se puede concluir que demandará cierta canasta de bienes que maximiza su función de utilidad; lo mismo sucede con las empresas que tratan de obtener los mayores beneficios posibles al ofrecer cierto nivel de producción.
Es de vital importancia la existencia de un mercado competitivo y la falta de influencia de cualquier agente en los precios. Si otorgamos conductas racionales, entonces el agregado económico en su conjunto es racional, tenemos de este modo un sistema macroeconómico microfundamentado y la construcción metodológica que permite concluir resultados agregados es consistente. A estas alturas es conveniente hacer una interesante revelación. ¿Qué tan correcto es explicar el comportamiento económico general partiendo de un agente representativo? Esto es lo mismo que tomar una muestra al azar y explicar el funcionamiento del ente a partir de este pequeño ser constitutivo.
Para la síntesis neoclásica el pleno empleo existe, si no se observa es porque también existen rigideces que impiden el ajuste en las variables y por lo tanto el descontrol en el mercado laboral. En la crisis de los treinta el consejo era bajar los salarios para que se contratara más gente, sin embargo el desempleo no hacía más que crecer.
En este momento el planteamiento y los resultados de la síntesis neoclásica nos parecen recurrentes a la concepción económica prekeynesiana, la única diferencia es el grado de refinamiento.
El ensayo que se presenta a continuación tiene el objetivo de exponer la debilidad metodológica y la pobreza de resultados explicativos de la denominada gran síntesis neoclásica. Como instrumento utilizaremos el más conocido de los modelos económicos: la curva IS-LM, producto de Hicks y herramienta fundamental de la teoría que nos atañe criticar.

El modelo
La aparición del la Teoría General de J. M. Keynes se ha convertido en el hito de la ciencia económica por antonomasia. Keynes trataba de demostrar, a muy grandes rasgos, que el desequilibrio es inherente a la economía, que el ingreso y el empleo dependen de la demanda efectiva y que existe el desempleo involuntario.
Un año después de esta publicación J. Hicks hizo su particular interpretación donde pretendía refutar a Keynes argumentando que su teoría no era general sino más bien un caso particular de la teoría clásica, donde no se presentaba el pleno empleo.
Para hacer clara su crítica, Hicks inventó un recurso que a la postre sería llamado IS-LM. En él expone gráficamente el concepto de la trampa de la liquidez keynesiana donde los desplazamientos de la recta de la eficacia marginal de capital (IS) no afectan la tasa de interés y producen empleo; una situación ajena totalmente al caso clásico, donde éste desplazamiento eleva la tasa de interés. Para Hicks la Teoría General no debería llamarse de ese modo porque únicamente era el análisis de la depresión.
Hicks aclaró muchos años después que cuando leyó el libro de Keynes observó que sus ideas eran relativamente afines; sin embargo, se diferenciaban en la flexibilidad en los precios, en la determinación de la oferta monetaria, en la situación o no del pleno empleo y en el horizonte temporal.
En la década de los años cuarenta Modigliani formalizó el modelo, Hansen lo popularizó en los Estados Unidos y Mundell y Fleming lo llevaron al contexto de economías abiertas por los años sesenta. Paulatinamente se convertiría en un modelo ampliamente citado, investigado, criticado y de gran influencia para diseñar políticas económicas.

Modigliani, con un célebre artículo publicado en Econometrica, sigue los lineamientos trazados por Hicks, con el objeto de examinar las condiciones bajo las cuales el sistema keynesiano se estaciona en un equilibrio de largo plazo con desempleo. El modelo desarrollado en el artículo de Hicks permite determinar la tasa de interés y el ingreso monetario de manera instantánea; aunque no se hace referencia explícita al transcurso del tiempo. Modigliani se propuso extender el análisis a un plano dinámico, dejando planteado entonces el problema de las condiciones de estabilidad. Para convertir en dinámico al sistema de ecuaciones de Hicks, recurre al método más simple y más antiguo: la distinción entre el equilibrio de corto y de largo plazo.
Concretamente, la curva IS es la función de demanda excedente de bienes y la LM es la función de demanda excedente de dinero, para utilizar términos walrasianos. Las posibilidades de eficacia en cuanto a las políticas depende del multiplicador que las origine (propensión a consumir o preferencias) y de la oferta monetaria. En este momento parece conveniente señalar que todo el engranaje creado por el modelo estudiado está directamente relacionado con el valor estimado de los multiplicadores, basados en datos históricos. Por lo que es difícil que esas estimaciones reflejen la realidad de manera nítida.
Podemos afirmar entonces que el equilibrio en el mercado de bienes ocurre cuando la oferta es igual a la demanda. La ortodoxia keynesiana indica que la demanda agregada origina el nivel de producción y de empleo; ésta se compone de consumo, gasto de gobierno e inversión. A su vez el consumo depende positivamente del nivel de ingreso, el gasto de gobierno es exógeno y la inversión está inversamente relacionada a la tasa de interés. Así la curva IS muestra la combinación de tasa de interés e ingreso asociada al equilibrio de bienes. Debe su nombre a la condición de equilibrio proveniente de la igualdad entre ahorro e inversión (Investment, Save). Dada la correlación negativa entre la inversión y el interés, la curva IS tiene pendiente negativa y depende de la elasticidad entre estas dos variables. Una política fiscal expansiva desplaza la curva IS a la derecha, provocando un nivel de ingreso mayor.
El equilibrio en el mercado de dinero ocurre cuando la demanda es igual a la oferta que está exógenamente determinada. Keynes afirmaba que la gente solicitaba dinero para hacer sus transacciones habituales, para sus conductas precavidas -relacionadas positivamente con el ingreso- y para especular -relacionada negativamente con el tipo de interés-; también visualizó que en equilibrio con desempleo la demanda de dinero es perfectamente elástica respecto a la tasa de interés (trampa de la liquidez). La curva LM (Liquidity, Money) se refiere a las combinaciones de ingreso y tasa de interés en las cuales el mercado de dinero está en equilibrio. Como la demanda de dinero está positivamente relacionada con el nivel de ingreso (y negativamente con la tasa de interés) la curva LM tiene pendiente positiva. La pendiente tiene que ver con la elasticidad del ingreso e interés a la demanda de dinero. Haciendo referencia a los dos casos extremos señalados hace unos párrafos (sobre la trampa de liquidez versus caso clásico) la LM tiene pendiente cero en el caso keynesiano e infinita en el caso clásico. Como podemos suponer, una política monetaria expansiva desplaza la curva a la derecha.

El equilibrio en el mercado de bienes y dinero se resuelve simultáneamente cuando ambas curvas se cortan. Si el nivel de ingreso está debajo del que habría con pleno empleo, entonces la política fiscal y monetaria tienen influencia positiva para arreglar la situación.
Supongamos que el gobierno expande su gasto proyectando a la economía a un nuevo nivel de ingreso, esto significa gráficamente un desplazamiento de la IS a la derecha; también origina un alza en el tipo de interés porque se ha incrementado la demanda de dinero por motivo transacción-precaución manteniendo fija la oferta monetaria.
La política fiscal será de mayor utilidad cuando sea más elástico el tipo de interés en relación a la demanda de dinero y cuando sea menos elástico a la inversión. En el caso límite propuesto por los clásicos (una curva LM vertical) la política fiscal es totalmente ineficiente.
Repitamos el caso de equilibrio sin pleno empleo. En esta situación la política monetaria expansiva desplaza la curva LM a la derecha incrementando el nivel de ingreso y descendiendo la tasa de interés. La influencia de la política monetaria depende del grado de relación entre la oferta monetaria y la tasa de interés, de la forma en que la inversión reacciona frente a caídas de interés. La política monetaria es más efectiva si el interés es inelástico respecto a la demanda de dinero y si la inversión es elástica respecto a la misma variable.
Ambas herramientas gubernamentales son útiles en circunstancias normales. Como hemos señalado, la efectividad de cada una de ellas dependerá de factores económicos estructurales.
Si el gobierno expande el gasto existe un desplazamiento de la IS a la derecha que implica incurrir en déficit; si es persistente emitirá bonos que incrementarán el ingreso de las personas y que conllevarán a una mayor demanda de dinero. En el largo plazo el déficit será anulado mediante un incremento importante en la renta. Incorporando los efectos de la riqueza y el presupuesto gubernamental al modelo IS-LM, observamos que el déficit financiado con bonos es útil para intensificar el empleo y el ingreso.
A lo interior se opone la equivalencia ricardiana, concretamente afirma que el efecto del incremento en el gasto gubernamental será el mismo si es financiado con un incremento en los impuestos o por venta de bonos. Bajo esta percepción el valor presente de cualquier estímulo fiscal es cero. Esta política expansiva provoca un decremento fiscal en el futuro. Es decir, la política gubernamental por gasto es innocua en el mejor de los casos.
Es importante indicar que el mercado de dinero alcanza el equilibrio de manera inmediata, es decir, en el corto plazo. Pero la condición de igualdad entre ahorro e inversión no se satisface instantáneamente, pues debe transcurrir cierto lapso de tiempo para que el multiplicador actúe plenamente: la curva IS describe entonces posiciones de equilibrio de largo plazo. Por lo que el "equilibrio" es formado por horizontes temporalmente alejados. A partir de esta reformulación se alcanza una conclusión que resultará crucial en la dirección que tomarán los desarrollos posteriores.
Al interior del modelo IS-LM, el equilibrio con desempleo es atribuido a rigideces, la resistencia a ajustarse libre e inmediatamente, de precios clave como el salario o la tasa de interés. Analicemos un poco la rigidez salarial. Sabemos que cualquier punto de intersección dentro de las curvas IS y LM es un punto de equilibrio entre el mercado de bienes y de dinero, aún sin existir equilibrio en el mercado laboral y sin existir una posición clara en cuanto al periodo de tiempo del que sea hable. Ello se debe a que el salario real no se ajusta para igualar la oferta con la demanda de trabajo, sino que permanece rígido. Ahora bien, si desapareciera esa resistencia pudiera ser que ante un exceso de demanda de trabajo los salarios bajaran, los costos se reducirían, los precios descenderían, lo que redundarían en el incremento del valor real de la oferta de dinero empujando la curva LM a la derecha; la tasa de interés tendría un porcentaje más bajo por lo que el gasto en inversión arribaría a un nivel superior que en el inicio, y dado que ésta es componente de la demanda agregada, la curva IS se desplazaría a la derecha proyectando a la economía en su conjunto (todavía equilibrada) a un estrato mayor, con la consecuente recuperación del empleo.
Pensemos ahora en la curiosidad teórica keynesiana de la trampa de la liquidez con el mismo caso: equilibrio con desocupación. Ajustemos el salario real para vaciar el mercado de trabajo con una curva LM reflejando una demanda de dinero perfectamente elástica respecto a la tasa de interés; aquél exceso de saldos reales no puede descender los intereses impidiendo así que el gasto de inversión y por consecuencia natural la demanda agregada.

Sin el incremento en la demanda agregada para modificar la caída en los precios, éstos caerán proporcionalmente a la caída de los salarios. El salario real no se ajusta y la demanda agregada es insuficiente para alcanzar el pleno empleo. En el caso de la trampa de la liquidez la política monetaria es inoperante.
El modelo IS-LM en particular, y la síntesis neoclásica en general, muestra que existen dos hipotéticas excepciones a la tendencia inexorable que empuja al pleno empleo: cuando la economía se encuentra atascada en la trampa de liquidez; y cuando los salarios son renuentes a caer a pesar de que hay trabajadores desempleados. "El virus Keynesiano quedó de esta manera identificado y aislado en el laboratorio de la síntesis neoclásica. El desempleo persiste cuando los salarios no pueden descender, situación ajena a una ‘economía capitalista libre".
La combinación del modelo IS-LM con los supuestos clásicos de flexibilidad en precios implica, como ya hemos señalado, que Keynes falló al proveer una "teoría general" completa en cuanto a empleo e ingreso. Esta aseveración tiene profundas consecuencias.
La importancia otorgada a las rigideces en el enfoque tradicional indica que el desempleo puede prevalecer por algunos lapsos de tiempo y aún así el sistema económico encontrará el mecanismo para encontrar el plena ocupación. Pero esto no parece tener sentido. ¿Qué tan realistas son los supuestos de donde parte todo el análisis? ¿Acaso el mercado per se puede otorgar el mayor bienestar posible a la sociedad?
Verifiquemos el otro caso extremo planteado hace unos párrafos en el cual existe un gasto de inversión inelástico a la tasa de interés (una curva IS de pendiente muy pronunciada) sucede algo parecido. El deslizamiento de la curva LM, producto del planteamiento anterior, no es suficiente para proyectar la demanda agregada al nivel necesario de generación de pleno empleo. Para resolver el problema, incrementar de manera importante el nivel del producto (Y), habría que expandir la oferta monetaria a tal grado que la tasa de interés fuera negativa.

En estos casos extremos, las reducciones en el salario y precios fallan intentando restaurar el pleno empleo a menos que este procedimiento vaya acompañado de una política fiscal extensiva.
Hemos arribado a la situación sobre la cual Modigliani traslada la exposición del equilibrio con desempleo a otro terreno. El modelo que construye es capaz de arribar a puntos de equilibrio con desempleo sin necesidad de recurrir a la trampa de liquidez ejemplificada por Hicks. Es más, Modigliani demuestra que cuando los salarios permanecen fijos el sistema puede alcanzar la plena ocupación, incluso si se mantiene la vieja teoría cuantitativa del dinero y se prescinde de la preferencia por la liquidez keynesiana (demanda de dinero que depende de la tasa de interés).
Por el contrario, si los salarios se ajustan libremente, recurriendo tanto a la teoría cuantitativa como a la función de preferencia por la liquidez en el largo plazo el sistema se acomoda siempre hasta alcanzar posiciones de equilibrio con pleno empleo, ya que el ajuste se realiza a través de una caída de precios y salarios. En estas circunstancias los cambios en las variables nominales no tienen efectos sobre las variables reales.
El mecanismo es simple. Con la oferta monetaria fija, una disminución exógena en la eficiencia marginal del capital (es decir, un desplazamiento de la curva de inversión), empuja a la tasa de interés de equilibrio hacia un nivel más bajo, desencadenando un incremento en la demanda de dinero como activo. El ingreso monetario desciende. Cuando los salarios son flexibles a la baja, tanto éstos como los precios se reducen hasta que se alcanza el nivel de oferta de dinero que satisface la demanda de liquidez correspondiente a la tasa de interés reducida. Como se dijo, las variables monetarias ajustan sin afectar las variables reales. Cuando, por el contrario, los salarios se resisten a descender, la caída de la tasa de interés requiere una disminución en el ingreso nominal que sólo puede lograrse mediante una caída en el ingreso real y en el nivel empleo. El sistema no es inmune a una reducción en la inversión, sino que responde con desempleo persistente.
Bajo el supuesto de salarios flexibles la economía siempre se recupera, alcanzando la ocupación completa. La única excepción se afinca en el casos límites señalados, cuando la demanda de dinero es infinitamente elástica para un nivel en que la tasa de interés es mayor a la correspondiente al pleno empleo. En esas circunstancias ni siquiera la flexibilidad de salarios y precios puede restablecer el pleno empleo. Fracasa todo esfuerzo encaminado a disminuir el salario real y a incrementar el nivel de empleo, ya que tanto la caída en los salarios nominales como el aumento en los precios estimulan la demanda de dinero como activo, pero esta presión no es capaz de provocar la correspondiente disminución en la tasa de interés.
En resumidas cuentas, el resultado asociado con Keynes se obtiene recurriendo al supuesto de los salarios rígidos. La trampa de la liquidez puede por su parte provocar equilibrio con desempleo, pero sólo opera en el caso extremo de una tasa de interés mínima. En el artículo de Hicks en 1937, la Teoría General ya se había transformado en un caso particular de la teoría previa. El estudio de Modigliani avanza decididamente por la misma senda, pero estableciendo una nueva condición de mayor alcance y es la resistencia de los salarios a descender.

El modelo que hemos estado estudiando comprende tres mercados (mercado de bienes, de trabajo y de dinero) y una función de producción agregada que relaciona el ingreso real con el nivel de empleo.

El más influyente de los descubrimientos neoclásicos en los años sesenta fue la incorporación de la curva de Phillips a este sistema neoclásico. El modelo IS-LM era utilizado para explicar el producto y el empleo, mientras la curva de Phillips otorgaba a los encargados de la política económica las herramientas para predecir la inflación a diferentes niveles de desempleo.
La teoría dominante asevera que por debajo del nivel de pleno empleo los precios son fijos y los disturbios del sistema permiten modificar el ingreso real y el nivel de ocupación. En economía con pleno empleo, las perturbaciones únicamente afectan el nivel de precios. Esta dicotomía fue eliminada incorporando la curva de Phillips.
Existe un nivel de ingreso establecido en la intersección de la curvas IS y LM tal que la variación de precios, P, es igual a cero. Si por alguna razón el gobierno tiene gastos desplaza la curva IS a la derecha provocando inflación, la curva LM asciende para que el nivel de precios no se vea afectado. Esta situación nos remonta al análisis típico de estas curvas: hay un equilibrio bajo cualquier situación y si por alguna razón los precios se modifican, las variables del modelo no tardarán en arreglarlo.

Otro de los artificios de esta teoría es explicar el cambio en los precios mediante situaciones ambiguas e incoherentes empíricamente hablando. James Tobin usó la curva de Phillips para relacionar el desempleo con los precios. Originalmente esta curva enlazó el nivel de empleo con el nivel del salario, todo ello utilizando datos estadísticos históricos y sustentado simplemente en observaciones empíricas. Escribe Phillips en su trabajo "...De este modo la evidencia no apoya la opinión, a veces expresada, de que la política de forzar el nivel de los precios hacia abajo fracasase a causa de la creciente resistencia a los movimientos decrecientes de los salarios" refiriéndose a datos que indican un desempleo medio de 10.94% con una caída del salario de -0.56% para el periodo 1861-1913
Es curioso que la escuela neoclásica haya transformado tan radicalmente ciertos principios al grado de convertirlos en verdades dogmáticas, aberrantes en cuanto a su permutación.
A partir de la misma década de los sesenta se amplió el modelo señalado al mercado internacional. Estas adaptaciones fueron sustentadas por Mundell y Fleming. Esta modificación alude inmediatamente a la contabilidad nacional. Trazamos una línea donde existen equilibrios en la balanza de pagos otorgando cierto nivel de producto e interés. Se habla de déficit y superávit en la balanza de pagos si nos situamos por encima de este nuevo trazo y déficit si estamos ubicados en alguno de los puntos inferiores. Estas acepciones se traducen de inmediato a reducción o incremento de reservas internacionales en el segundo y primer caso respectivamente.

La inclinación de esta nueva curva dependerá del grado de integración de la economía al sistema internacional, concretamente de la capacidad de movilidad del capital y del grado de sustitución entre los activos nacionales y extranjeros. Argüimos en este momento que si existe perfecta movilidad de capital la curva BP será totalmente horizontal.
Realicemos ahora un pequeño análisis sobre las implicaciones de este nuevo elemento en un sistema de tipo de cambio fijo. Si el gobierno expande su gasto la curva IS se desplaza hacia arriba provocando un superávit en la balanza comercial, como consecuencia debe incrementarse la oferta monetaria para mantener un tipo de cambio constante (el superávit provoca la llegada de capitales y la apreciación de la moneda, el banco central compra esas divisas arrojando circulante).

En un sistema de tipo de cambio flexible la curva de balanza de pagos puede desplazarse de acuerdo a la situación presentada. Si existe déficit en la curva BP, la moneda tiene que devaluarse provocando que las exportaciones se incrementen y las importaciones se reduzcan. Esto significa que la devaluación del tipo de cambio desplaza la curva BP a la derecha y la apreciación la lleva a la izquierda.
Retomando el caso inicial, un incremento en el gasto del gobierno desplaza la curva IS a la derecha, donde existe superávit comercial y apreciación del tipo de cambio. La situación resultante es un desplazamiento de la curva BP hacia arriba con la consecuente disminución de exportaciones para que la curva IS retroceda un poco hacia la izquierda.

La crítica más relevante a esta adaptación es que el modelo asume una demanda estable de dinero interna y externa a lo largo de la paridad del poder adquisitivo. Con estos supuestos se postula que la política monetaria interna controla el nivel de precios mientras el incremento interior del circulante relativo a lo oferta exterior determina el tipo de cambio.
El modelo puede seguir siendo ampliado para explicar sucesos cada vez más complejos. Definimos la demanda agregada como la curva formada por la combinación de precio y nivel de ingreso que reflejan el equilibrio de mercado de bienes y dinero. Asumimos diferentes niveles de precio y bajo el supuesto que la función de demanda es decreciente en precios, construimos directamente de la conjunción de la IS y LM la curva de pendiente negativa como se observa. Bajo el mismo análisis, la curva de oferta agregada tiene pendiente positiva por que su función es creciente en precios.

Enfoques y concepciones
La relación de la demanda y oferta de trabajo arroja un salario real y un nivel de empleo de equilibrio; con la posterior determinación del ingreso balanceado -por la función de producción- y la intersección de las curvas IS-LM otorga cierto nivel de tipo de interés. El equilibrio está predeterminado a ser estable en todos los sentidos.
El mecanismo que actúa empujando a la economía hacia equilibrio y el pleno empleo había sido restaurado, pero aún podía ser perfeccionado. Piggou en 1943 aporta un dispositivo aun más poderoso para restablecer el pleno empleo cuando los salarios son flexibles.
Piggou reivindica la posición de los clásicos, suministrando un mecanismo que entra en acción cuando los salarios nominales se reducen. La disminución de los salarios monetarios se refleja en una caída de los precios, lo que implica a su vez un incremento del stock de dinero valuado en términos reales (se le denominaría "efecto saldos reales", "efecto liquidez real", "efecto Piggou", "efecto riqueza", etcétera). Lo anterior sugiere, además del desplazamiento lateral de la LM, que la curva IS tienda a la derecha.
El incremento en la "riqueza real" empujará a una disminución del ahorro, o, lo que es equivalente, a un incremento del consumo. El aumento de la demanda empuja a la producción y el sistema económico regresa necesariamente al equilibrio con pleno empleo.
Sin embargo en un sistema con precios rígidos el efecto Piggou es inoperante y por ello fue objeto de severas críticas: si los individuos esperan que los precios caigan, consumirán después contrayendo la demanda efectiva y elevando las tasas de desempleo. También podría argumentarse que al darse cuenta los individuos de la caída en los precios esperaran que la deuda del gobierno se incrementara, lo que lleva a incrementos en los impuestos y la consecuente reducción de la demanda agregada. Estas críticas vienen desde la perspectiva de las expectativas racionales por supuesto.
Stiglitz, mediante evidencia histórica, argumentó que si los precios descendían en 10 por ciento el consumo se incrementaría, producto de la "nueva riqueza", en 25 por ciento 400 años después.
Finalmente si los precios caen, desplazando la curva IS a la derecha, no se puede alcanzar el nivel de pleno empleo ya que no sólo la demanda agregada planeada sería influenciada por el nuevo nivel de riqueza, afectaría también la oferta agregada.
En la obra de Patinkin todos estos elementos dispersos de la síntesis son desarrollados e integrados al cuerpo principal de la teoría neoclásica. Patinkin presenta un ambicioso modelo inspirado en los desarrollos keynesianos precedentes, de consistencia lógica.
El sistema formal básico está construido de manera tal que ante cualquier perturbación el equilibrio con pleno empleo se restituye automáticamente.
La pieza fundamental del mecanismo autorregulador es ahora el "efecto riqueza", expuesto en el mencionado artículo de Piggou. Toda insuficiencia en la demanda de bienes será finalmente neutralizada, asegurando el retorno de la ocupación plena. Una modificación de la oferta monetaria que presiona sobre el mercado de bienes producirá un cambio en los precios. El valor real de las tenencias de dinero se modifica en sentido opuesto restaurando así la demanda original. Otro tanto ocurre en el mercado de dinero: la tasa de interés retorna al nivel original de equilibrio por la acción del efecto Piggou sobre el mercado de valores. El nivel de precios se convierte en una pieza fundamental del proceso de ajuste.
En el modelo básico de resolución instantánea que expone Patinkin el equilibrio con desempleo simplemente no puede producirse porque en el caso en que el consumo o la inversión desciendan exógenamente el desplazamiento de la demanda, ya que genera, automáticamente, fuerzas de mercado que tienden a equilibrarlo. Si esta demanda es suficientemente sensible a estas fuerzas, se volverá rápidamente a una situación de pleno empleo con niveles de salarios, precios y tipo de interés más bajos. Nuevamente las variables monetarias se modifican sin que las variables reales sufran cambios. Cuando la economía reacciona rápida y flexiblemente no da lugar al desempleo.
El sistema está dotado de poderosos mecanismos automáticos que lo empujan hacia el pleno empleo. La validez de este resultado, no obstante, reposa en un conjunto de supuestos sobre el comportamiento de las variables del modelo, en particular el de la flexibilidad de precios y salarios que difícilmente reflejan la realidad económica. Al prescindir de este supuesto el panorama se transforma por completo. Si los salarios y precios son absolutamente rígidos el sistema no puede retornar a la posición de equilibrio con pleno empleo porque queda impedida la operación del crucial efecto liquidez real. Pareciera que hasta aquí sólo se repite el resultado alcanzado por Modigliani, sólo que en el trabajo de Patinkin se incorpora a la explicación el mecanismo subrayado por Piggou. Sin embargo Patinkin toma distancia de las contribuciones anteriores de una forma peculiar. Lo hace llevando hasta las últimas consecuencias la lógica del modelo planteado por la síntesis.

A partir del análisis contenido en la Teoría General, la escuela neoclásica aceptó la posibilidad del desempleo involuntario sin reparos, e incluso se hicieron esfuerzos por construir modelos capaces de generar esa situación, negada hasta entonces por la teoría convencional. Patinkin profundiza el examen de estos resultados considerados involuntarios. Para el análisis económico convencional una decisión es voluntaria siempre y cuando el individuo tenga la posibilidad de situarse libremente en una situación óptima acorde a sus objetivos.
Las decisiones voluntarias se reflejan en el comportamiento descrito por las curvas de oferta y demanda, que reúnen las decisiones óptimas de vendedores y compradores, como señalamos unos párrafos arriba. El equilibrio de mercado implica la realización simultánea de los planes de todos los agentes; la igualdad entre oferta y demanda refleja la armonía de estos intereses que por naturaleza son diametralmente opuestos. Se sigue de este análisis que una situación sólo puede catalogarse de involuntaria cuando los individuos no pueden realizar sus planes óptimos, es decir, se encuentran fuera de sus respectivas curvas de comportamiento óptimo deseado. Si esto es así, por definición no puede tratarse de un estado de equilibrio. Sólo puede hablarse de involuntariedad bajo el imperio del desequilibrio, a pesar del señalamiento reiterativo sobre la situación de balance.
Este análisis de tipo general permite caracterizar al desempleo involuntario como una situación de desequilibrio en el mercado de trabajo. El desempleo no puede ser otra cosa que un exceso de oferta de trabajo. Pero el análisis estático propio del enfoque de equilibrio general no es apto para evaluar posiciones en las que la oferta difiere de la demanda. Además, es en el mercado de trabajo donde se ajustan todas las variaciones del mercado de bienes y dinero.
Admitamos por un momento que el sistema tienda a regresar por sus propios medios al pleno empleo, a pesar de esta afirmación, durante el proceso de ajuste forzosamente habrá de producirse desempleo involuntario. Ante una disminución paramétrica en el nivel de inversión o de consumo el pleno empleo se restituye teóricamente mediante la variación correspondiente en la tasa de interés o bien mediante la acción del forzado efecto Piggou (que se explicará a detalle dentro de poco). Pero toda caída súbita de la demanda implica para las empresas la incapacidad de colocar sus productos temporalmente, es decir, se registra un aumento generalizado y no deseado de las existencias (acumulación de stocks o inventarios). Si la elasticidad del precio o del tipo de interés son insuficientes, el sistema ajustará de manera lenta. En el lento curso de este reacomodamiento de los precios hace su aparición el desempleo involuntario.
En un modelo donde el ajuste se realiza velozmente, las empresas no alcanzan a reducir el nivel de producción ante la demanda insuficiente, pero en el caso de una recomposición aletargada, se produce una saturación general en el mercado de bienes, y se renueva la acumulación indeseada de inventarios. Mientras el exceso de oferta de bienes persiste, los precios y los salarios se deprimen. Las empresas se ven obligadas a disminuir la producción y a reducir también la demanda de mano de obra al salario real vigente. Aparece el desempleo, como un fenómeno que tiene lugar fuera de las posiciones de equilibrio. Se trata de un estado de cosas estrictamente involuntario, no sólo para los trabajadores incapaces de conseguir empleo al salario existente a pesar de su disposición a trabajar, sino también para los empresarios, que desearían contratar más mano de obra e incrementar el volumen de la producción, si no chocaran con esta circunstancial imposibilidad de colocar sus productos.
Tanto empresas como trabajadores se ven influidos por la misma fuerza mayor de la insuficiencia de la demanda en el mercado de bienes. Ambos se ven, por tanto, impedidos de seguir la conducta que consideran como óptima.
Queda demostrada la posibilidad del desempleo involuntario –en tanto fenómeno dinámico– prescindiendo del supuesto de la total rigidez de salarios o precios. Según la gran síntesis neoclásica, la desocupación, aunque involuntaria, es temporal. Una vez transcurrido el lapso necesario para que reaccionen las variables correspondientes, se desencadena un proceso cuyo resultado final será la elevación de la demanda en el grado suficiente para compensar la reducción inicial que ocasionó el desajuste. La caída de los precios y los salarios nominales activa la demanda a través del efecto liquidez real conduciendo al sistema nuevamente al pleno empleo. En la nueva situación salarios, precios e interés serán inferiores. Este proceso dinámico es un desarrollo explícito del modo en el que opera en la economía real el sistema walrasiano. En los modelos de equilibrio general el subastador resuelve en el instante la penosa transición de un estado de equilibrio a otro.
Si por el contrario nos colocamos en el caso extremo en que los salarios y los precios son totalmente rígidos, el proceso dinámico basado en el efecto liquidez real no podría desenvolverse. Si la rigidez aparece sólo al comienzo del proceso para luego desaparecer, éste simplemente se prolongará en el tiempo provocando una situación de desequilibrio con desempleo que finalmente desaparecerá.
El trabajo académico se dirigió a enmendar los defectos teóricos del modelo básico, ampliando sus alcances y aplicaciones, y a acomodar los numerosos resultados de un sinfín de estudios empíricos. Los modelos keynesianos convivían pacíficamente con la teoría económica a la que Keynes había declarado la guerra. Las décadas de 1950 y 1960 fueron un período de consenso entre los economistas.

Examiné hasta aquí algunas de las principales contribuciones del periodo de elaboración de la síntesis en el seno de la escuela neoclásica. Este análisis contribuye además a la comprensión de los enfoques adoptados por las investigaciones posteriores. Los primeros construcciones de la síntesis se vieron obligados a dejar sentado cuáles eran las rupturas y continuidades de Keynes con respecto a la teoría previa. Pero tan pronto como el aparato de Hicks debidamente calibrado y mejorado fue ganando mayor aceptación, el debate teórico comenzó a languidecer. El modelo simplificado se hallaba en acuerdo con los usos, costumbres y métodos característicos de la corriente económica dominante.
La revolución keynesiana cobró así una dinámica propia y parecía poder seguir su curso prescindiendo de las ideas germinales del propio Keynes, descuidando en especial los aspectos más polémicos y problemáticos de su obra cumbre. Se abandonó asimismo la discusión en torno de la naturaleza de sus innovaciones teóricas. El dictamen era, hasta el momento, poco favorable para Keynes, en vista de sus numerosos reclamos de originalidad. La doctrina neoclásica fue reivindicada, conservando para sí el lugar de la más general de las teorías. Se restauró la confianza en las fuerzas autoequilibrantes del sistema. La posición de Keynes se redujo a ciertos supuestos especiales referentes a la rigidez de precios y salarios, a la existencia de trampa de liquidez y a las demoras del proceso ajuste.
El arcano problema de la integración fundamental entre valor y dinero fue dejado una vez más de lado. Es más, el supuesto básico de la introducción de la moneda a la economía siempre ha sido dado por hecho. La síntesis neoclásica no atribuye ninguna repercusión del dinero en los sectores reales a pesar de los constantes señalamientos de otro tipo de economistas; el hacer caso omiso a esta importante variable es pasar por delante varios supuestos básicos como el papel de las expectativas. Muchos académicos opinan que el gasto o reserva de dinero afecta sin lugar a dudas la demanda efectiva -determinante del empleo-: si los individuos conciben algún cambio económico relevante, de cualquier índole, esto seguramente los impulsará a gastar o a ahorrar. Posiblemente la influencia no sea de plazo inmediato, pero no podemos negar tajantemente el peso del dinero en los sectores económicos reales o nominales.
Hicks mismo reconoce que el modelo tiene problemas serios al indicar que la curva IS es un flujo y el mercado de dinero, la curva LM, es un stock. No es conveniente representar y equilibrar sistemas cuya naturaleza no coincide en absoluto.
La representación gráfica de los cuatro cuadrantes ayuda bastante a entender otro problema estructural. El producto aparece como equilibrado al ser determinado por la conjunción de las curvas. Abajo se observa una función de producción equivalente al ingreso nacional. ¿Es lógico que una función de producción agregada representa el nivel de ingreso real, sobre todo cuando ni siquiera las cuantificaciones son precisas?
Ahora bien la simplificación del modelo es tal que los bienes de capital se incluyen en la curva de bienes ordinarios. Sin embargo, tenemos que reconocer que la producción depende fundamentalmente del capital, existe un sesgo marcado a la producción únicamente por trabajo (probablemente para no perder generalidad); el resultado es que se margina información importante sobre la determinación del ingreso y del verdadero equilibrio del mercado de bienes.
El capital presenta un fuerte problema porque todavía no está claro si debe ser medido por cantidad, o por su valor monetario, o por productividad, o por si tasa interna de retorno. Si no podemos medir con precisión el factor primordial de producción cómo sabemos entonces que los parámetros que tomamos como resultados son correctos. Además el capital es altamente heterogéneo, casi cualquier cosa pudiera ser tomado como capital.
Para Patinkin la crítica al modelo IS-LM debe presentarse desde tres perspectivas. La primera de ellas es la violación a la ley de Walras. Partimos de una situación inicial de pleno empleo donde el gobierno interviene mediante restricción monetaria. El mercado de dinero y el de bienes siguen estando en equilibrio (perpetuamente lo están) sin embargo el mercado laboral no lo está, se ha levantado la demanda de trabajo por encima de la oferta (véase el diagrama anterior de 4 cuadrantes). Tenemos entonces que la suma de las demandas excedentes en los mercados de dinero y bienes es cero pero en el de trabajo es mayor, pero según las bases de toda la teoría neoclásica la suma de las demandas excedentes de todos los mercados es igual a cero. La conclusión es que las variables nominales han afectado a las reales lo que también contradice la dicotomía clásica.
La segunda es que explica un precio dinámico como lo es la tasa de interés en un sistema estático. Este punto se relaciona también con algo muy simple: todos los ejercicios con la herramienta hicksiana parten del equilibrio pero nunca explican como se llega a él. Por último, la enseñanza tradicional indica que las políticas gubernamentales son innecesarias e incluso perjudiciales. Sabemos que existe un punto de equilibrio, alcanzarlo entonces sin políticas públicas parece imposible. La evaluación de políticas únicamente se puede alcanzar aplicándolas, pero si estamos inmersos en un constante equilibrio no podemos saber qué es lo correcto.
En el mundo del equilibrio general walrasiano existen ciertas pecularidades que no representan nada que se haya observado en la realidad. Existe un vector de precios que asegura que todos los mercados se vacíen; el subastador busca el precios correcto y además lo transmite para que la información haga a los agentes tomar decisiones optimizadoras. Bajo este mundo feliz no existen decepciones o sorpresas entre agentes económicos que conviven sin intereses contradictorios. Los bienes son tan líquidos que pueden intercambiarse en cuanto se desea. Pero esto no puede ser así porque las decisiones de venta son inmediatamente transformadas en decisiones de compra.
Para Leijonhufvd Keynes ha sido totalmente incomprendido porque lo que él quería atacar era la idea de que el capitalismo encontraría por sí mismo el vector que vacía los mercados, por eso hizo tanto énfasis en las políticas gubernamentales.

La curva IS-LM es un interesante modelo explicativo pero no pude ir más allá. ES producto de argumentos metodológicos superficiales, excesivamente generales e incluso irreales. La metodología de la síntesis neoclásica observa el entramado económico como un simple compendio de individuos maximizadores, lo más grave es que la economía no puede ser estudiada como si fuera un ser inerte y predeterminado a ser como sus componentes. Es un fenómeno orgánico, no estático y es diferente a la suma de sus partes.
Los supuestos de donde parte el estudio económico por la teoría tradicional es asumir que "maximizan". Este tipo de conducta es imposible de ver en la realidad, difícilmente los individuos piensan en optimizar sus funciones de utilidad o en gastar todo lo que tienen porque gozan de insaciabilidad local. Se toma un consumidor promedio y se determinan las funciones de demanda agregada. Tomamos ahora una empresa que maximiza beneficios, sumamos las funciones de oferta individuales y obtenemos la función de oferta agregada. La intersección de los dos origina precios y cantidades. Lo que no se considera es que en la realidad existen un buen número de empresas que controlan sus respectivos mercados y que tienen una importante influencia sobre los precios.
El modelo que hemos estudiado informa que los cambios en la tasa de interés producen el equilibrio monetario y repercuten en la demanda agregada por las modificaciones que llegara a tener la inversión. Empíricamente esto es falso porque las variaciones en la tasa de interés tienen un impacto tan poco significativo en el monto total de la inversión que no se considera en absoluto, sobre todo si tratamos de explicar este tipo de fenómenos en economías abiertas.
Podemos ir un poco hacia lo más elemental y preguntarnos qué es un equilibrio monetario o para qué sirve tenerlo. El modelo IS-LM tiene problemas metodológicos que provienen desde Hicks, los precios fijos serían un supuesto real para explicar el nivel de producción, al interior de las dos curvas no se determina algo que materialmente se vea como oferta, únicamente se indica que es el equilibrio del mercado de bienes; sin estos componentes es imposible que el modelo determine el producto y la renta. Cualquier cambio en la política económica no hará más que generar un nuevos estado de equilibrio.
Parece interesante pensar en porque una teoría económica ha alcanzado tanta presencia al grado de ser la dominante cuando sus deficiencias salta a la vista. Seguramente se debe a su constante cambio y adaptación, lo que encaja es que todos los sucesos históricos parecen estar en su contra.
El problema radica en el resto de las teorías no ha avanzado tanto en la construcción de supuestos, en la esquematización de resultados, en la profunda base matemática, en las expectativas de predicción. La escuela tradicional es altamente criticada pero ninguna otra a sabido proponer algo con bases más sólidas.

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